sábado, 19 de noviembre de 2016

Teatro adolescente

María Trombeta abre la muestra de su muestra de teatro adolescente. Ella es la docente, pero conserva un aire juvenil que utiliza para explicar qué es lo que se está por ver. Lady Macbeth. La escena de las brujas. Un clásico. Pero cuando el ojo público se prepara para ver a Shakespeare irrumpe una repartija de números para un sorteo. Un sorteo real en que los alumnos se meterán entre el público para buscar a los ganadores. La obra comenzó. María sigue hablando. Contará que los alumnos trabajaron con técnicas pregonadas por Augusto Boal, el dramaturgo brasileño que hizo escuela en el teatro social.
El sorteo continúa. Una planta. Una sonrisa. El tercer regalo: sorpresa. Una adolescente sale de entre el público. Es la ganadora. La espera el abrazo inesperado de un pibe que no se le despega. ¿Ganó? Lady Macbeth: las brujas comienzan el conjuro pero una cuerda invisible mueve la silla que stá delante de ellas. El miedo llega. Nadie entiende donde empieza la ficción. Una y otra vez el público se involucra en el juego. Una y otra vez se involucran en la historia en la que ahora Shakespeare quedó de lado para darle lugar a un genio surgido de una lámpara que ofrece al público cumplirle un deseo.
La gente pide, pero ningún deseo cumple con las condiciones puestas por el genio: que sea un deseo particular que sirva para todos. Hasta que una adolescente acierta. Su deseo es cantar. Entonces suena No me arrepiento de este amor y Gilda habita el aula de piso de madera. Es que los actores, en realidad, están en la sociedad.  
                                                 Carlos Frías.

No hay comentarios:

Publicar un comentario